Huelga de Silencio
El silencio se convirtió en una metáfora del tiempo donde los seres encuentran en su interior todo aquello que desestabiliza su retórica diaria; cuando se torna oscuro como la noche cualquier pensamiento se convierte en un grito ahogado de nostalgia, rabia o con suerte en sosiego.
De ahí aquella letanía surgió la música, el baile y tantos otros medios para opacar la majestuosidad de este señor silencio. De aquella letanía surgió la música, el baile y tantos otros medios para opacar la majestuosidad de este señor silencio.
Este que es un amplio y bello reflejo del universo donde a veces en el mismo, como estrellas, surgen pensamientos qué a su vez son estrellas fugaces o cometas en descenso.
El silencio tiene aroma a recuerdo, huele a desespero y casi nadie quiere escucharse cuando ya nada se presiente en lo interno. Si es profundo es confuso, si es ruidoso es cauteloso, pero con un gran eco abarca como onda el mundo entero.
¿Quién no siente que se hace eterno cuando en la bruma del desasosiego el corazón palpita más lento, el alma disminuye su vuelo, y el consciente busca respuestas a lo lejos?
Como el mar profundo y oscuro guarda secretos, pero en su majestuosidad revela las respuestas de los misterios que como olas vienen y van sepultado a grito herido el llanto del desespero.
No solo se hace inerte, sino que es una amenaza al sentimiento, cuando se torna ruidoso e impertinente por protección, por cobardía y por que no por estupor y desconsuelo.
Ahora sobran las razones, cuando en las miradas se expresa como testamento, lo que la boca calla haciendo de esta carta sin palabras …
una HUELGA DE SILENCIO.